
Existe una variedad de opiniones y de definiciones del concepto “Terroir”. Según el Organismo Internacional de la Vid y el Vino OIV, “El terroir vitivinícola es un concepto que se refiere a un espacio sobre el cual se desarrolla un saber colectivo de las interacciones entre un medio físico y biológico identificable y las prácticas vitivinícolas aplicadas, que confieren unas características distintivas a los productos originarios de este espacio. El terroir incluye características específicas del suelo, de la topografía, del clima, del paisaje y de la biodiversidad.”
Como todas definiciones otorgadas por grandes organismos internacionales, esta también suena un poco compleja, pero cabe destacar tres puntos claros, que forman el concepto que definimos:
1.Un saber colectivo.
2.Características distintivas en los vinos.
3.Características específicas del suelo, topografía, clima, paisaje y biodiversidad.
Pensamos que estos tres puntos son una buena base para iniciar un razonamiento sobre el concepto y su aplicación a la realidad de Mendoza.
Nuestra experiencia en el mundo del vino nos lleva a afirmar que la mejor fuente de inspiración para elaborar un vino se encuentra en su lugar de origen. La naturaleza es mucho más creativa y diversa que el hombre; los trucos que pueda tener un enólogo no pueden competir con billones de años de evolución geológica y climática, y miles de años de patrimonio vitivinícola. El Terroir no es solo naturaleza, sino que está construido por el trabajo de generaciones de viticultores, sus negociaciones con la naturaleza y su creatividad para inventar nuevas formas de superar los desafíos naturales que el cultivo de una vid y la elaboración de un vino representan en todos los rincones del planeta. El Terroir es en definitiva una manera de mirar la enología y el vino, y por ende la búsqueda del Terroir es un aprendizaje que nunca se acaba. Cada cosecha nos sentimos más cerca de lograr una expresión profunda de Mendoza, que sea una verdadera representante de su unicidad.
El grupo de profesionales que conforma Altos Las Hormigas ha tenido en estos más de 25 años de trabajo un enorme impacto en la cultura del vino de Mendoza: el enfoque en la uva Malbec, la introducción del concepto moderno de viticultura y enología de Terroir, el resurgimiento de los toneles y la viticultura que respete la biodiversidad son todos aportes intelectuales de nuestro equipo que han influido profundamente en la industria local, de los cuales nos sentimos orgullosos. No patentamos nuestras ideas, ya que creemos que el vino es también un producto cultural y sentimos orgullo de ver cómo nuestras prácticas, que hasta hace poco tenían muchos detractores, hoy se están convirtiendo en parte del legado profesional del vino en Mendoza.